31/10/07

La República

Creo en la República. No en el sistema de gobierno, sino en la concepción filosófico-político de la república. Corrijo: La Res Publica. No es una forma de organizar el Estado, sino una forma de entender el Estado. No es un conjunto formal de normas constitucionales, sino un conjunto de ideales que delimitan y definen a un determinado grupo de individuos en cuanto a su organización política. O mejor: En cuanto al fundamento de su organización política.

El concepto que entiendo (y defiendo) de República es el que crearon los griegos en la figura de la Polis (encabezado por la negativa a huir de la prisión de Sócrates) continuaron los romanos hasta la dinastía de los Severos, aproximadamente, defendió Maquiavelo en los "Discorsi sopra la prima deca de Tito Livio" (no en "El Príncipe"), y tomaron como ideal importantes ilustrados, como Rousseau o, en parte, Thomas Jefferson. Pero, sin duda, el mejor ejemplo del republicano es Lucio Quincio Cincinato (Leed, leed su en parte legendaria historia).

En el sistema republicano, tomando palabras de Cicerón, la Patria lo es todo. Pero la Patria tiene aquí un sentido distinto del que se le da hoy en día. Es el conjunto de individuos que la forman, así como los ideales que rigen ese conjunto y las normas de las que se dotan para asegurarlos. Toda la importancia recae en el grupo, el pueblo, o como queramos llamarlo (personalmente me gusta Estado), sin negar el individualismo subyacente a la creación de un orden social por medio (y digo bien: Por medio) de la soberanía popular. Los individuos tienen la obligación de prestar ayuda y defensa al Estado, así como de participar en él. Acaban estos dos elementos (Individuo y Estado) fundiéndose, perdiendo uno el sentido si no existe el otro. Pasa el individuo a ser ciudadano. Sólo en grupo el ciudadano puede lograr su plenitud, que no puede ser a su vez negada por el grupo. Aquí se enmarca bien la frase de Cicerón: "Para ser libres hay que ser esclavos de la ley", salvando otras (incorrectas) interpretaciones.

No está la República estrictamente asociado a ningún sistema político, siempre que éste defienda los dos conceptos básicos del republicanismo: Respeto al ciudadano e Importancia del grupo. Estos valores han de ser respetados no por la coacción estatal (aunque puede y debe ésta existir, por medio de leyes que recojan estos valores fundamentales), sino por el convencimiento personal de cada ciudadano. Una Patria impuesta es una Patria con la que estaremos descontentos, a la que nos disgustará prestar nuestros servicios y nos costará aceptar como propia (es decir, no seremos ciudadanos), luego no será una auténtica Patria. Más allá de ese requisito fundamental, puede estar organizada como una república (ahora sí, en el sentido más político del término) como una monarquía, o de cualquier forma, siempre que cumpla los principios de filosofía política del párrafo anterior.

Tampoco la Patria requiere más que esta voluntad de someterse a ella. No responde a concepciones sociológicas como la cultura, raza o religión, ni a valores supuestamente suprajurídicos como la nacionalidad (en el sentido de perteneciente a una nación, no en el sentido legal). Es más: La Patria es, idealmente, una, abarcando todos los estados modernos (al igual que ocurría, por ejemplo, en la Antigua Roma).

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